viernes, 4 de diciembre de 2015

La Mejor Pista De Mi Vida.

Curiosamente hace unos días me vino a la memoria este texto que mi amigo del gang de mi barrio, Isaac también conocido como Oldie, escribió, por allá el 2001 más o menos. Parece que esté escrito bastantes años posteriores, pero sólo está escrito unos 5 años después de los hechos narrados (con 21 años).  El texto relata de una romántica manera como empezamos a ir al Nitsa Club en 1996 cuando todavía estaba en la Plaça Joan Llongueras y descubrimos lo que era la escena de club en Barcelona que hoy ya no existe. Y digo curiosamente porqué hoy lo he encontrado entre unos discos poniendo un poco de orden en las estanterías y después de consultar a Isaac aquí lo tenéis.

He añadido algunos temas (3 de ellos de Josh Wink) que recuerdo así de bote pronto con más cariño de esa corta época en que yo personalmente asistí al Nitsa antiguo, que fue solamente de mayo a agosto de 1996 ya que en septiembre pasó al Apolo, donde también fuimos una temporada. Isaac había ido antes que yo un par de veces.



La mejor pista de mi vida. Por Isaac Alcober.

No creo que pueda recordarlo todo, pero allí voy.
Recuerdo por ejemplo que la cronología no seria nunca exacta mientras las cosas fueran tan deprisa y nosotros fuéramos tan jóvenes, niños y niñas, recuerdo unas pocas veces.
Era un escaparate con doble fondo, pero esto era solo lo que se veía desde el exterior. Una Cristalera en la cual se exhibía lo que nunca más podremos ver, si no más con aquellos ojos, aquella óptica. Para poder relatar una historia hay quien dice que existe un planteamiento, un nudo y un desenlace, allá voy.
Casi siempre vivíamos de la nada, en lo que se podría decir una ingenuidad o más bien una inexperiencia total, seguramente la primera vez que se habló de ello en la plaza era verano, las fechas seguramente el bueno de Tony las sabrá, yo simplemente no recuerdo si era un año o el otro, creo que me haría demasiada pena recordar el tiempo en que ya no somos inocentes neopunks. Estoy casi seguro, y eso lo creo recordar a la perfección: había un nexo entre la edad, el amor y la locura por ser más íntegros lo que nos llevó en su día explorar lo que más tarde se llamó Nitsa antiguo. Mireia era y es seguramente la instigadora a todos estos cambios que aún persisten.
Pongamos que fuera viernes.
Era ya de noche y la incertidumbre no nos hacía demasiado respeto, recuerdo ir para allá andando para hacer crecer lo que mas tarde llamamos cielo a nuestros pies, íbamos igual seis personas, recuerdo a la parejita que formaron Mercè y Llibert, a Tony, Mireia cumpliendo su rol de chamán.
_Es por allí, el DNI ya no tiene importancia para nosotros, las fechas están en nuestro intelecto.
Serían las 00 y el barrio era el ensanche, nuestras bocas empezaban a estar demasiado secas, recuerdo la nostalgia que provoca recordar otras épocas mejores aquél sabor gris azulado en mi paladar, recuerdo aquella nebulosa en mi cabeza que solo me permitía reflejar nervios. Llegamos a la plaza, aquella estaba bastante llena, los bancos verdes, el barro en el suelo y un montón de sensaciones nada parecidas a la realidad del tacto, a la realidad visual, Mireia dirigió la operación:
_A ver con 15 o 16 años aquí no se puede entrar, vamos a hacer parejas.
Lo que nosotros no sabíamos era que allí dentro no existía eso de parejas o clanes, lo mejor estaba por llegar.
Lo que si recuerdo es el precio de la entrada, eran 800 pelas a las cuales con el tiempo añadimos 200 para ampliar de la coca cola de nuestros ancestros a los brebajes contemporáneos, Red Bull para ser exacto, total 2000 pelas y teníamos a tío Gilito de nuestra parte, dispuesto a despistarnos y a hacer de nosotros una masa, una especie de grupo para nada heterogéneo, la entrada fue triunfal, creo que nunca hemos sido tan felices, amigos, colegas, conocidos. La entrada era franqueada por dos seguratas los cuales no solo hacían la vista gorda (demasiado gorda pensará Dani) y dejaban entrar a gentes para nada mayores de edad, sino que recuerdo ver entrar a chicas pagando lo mas barato del mundo, un beso, con un beso en la mejilla entraron a un sitio en que un abrazo era un _hola y un beso un _que tal?, lo primero que se veía era una especie de barra donde habían outsiders (léase actores de telenovelas aficionados al slalom urbano), la música demasiado bajita como para ser oída pero demasiados bajos hacían del suelo una caja de vibración. Unas escaleras bajaban y ahora me doy cuenta de ello, el ambiente era el siguiente:
Negrez, algunas veces, unas columnas y una arquitectura ideal para alojar lo que entonces era la "escena" (que rabia poner esta palabra justamente ahora) electrónica, unos sofas, luces de techo, luces en el suelo y lo que haría del Nitsa un club realmente memorable una pista, la cual en consonancia de las ansias de ver caras, rostros y estilos, giratoria.
Lo que pasaría allí dentro creo que tardaríamos al menos tres sesiones para poder evaluar, las camisetas iban demasiado justas y los vasos demasiadas veces vacíos.
Las noches duraban mucho más que ahora, allí se fichaba a las 00:30 o 1 y no se salía nada más que para poder realmente alucinar con el panorama exterior, en la fachada, recuerdo un enorme PIE pintado en el cristal de la entrada o la cotización de los caramelos pintado en una fuente. Hacía frío, había gente de todos los lados.
Una noche recuerdo ver salir a Tony corriendo del club chillando:
_El temazo!, están pinchando a Wink!
Nos faltaron piernas, que estado de conciencia, más alto, en este momento no solo ya habíamos ido más de una vez al sitio, sino que lo estábamos aceptando. Ya éramos un poco más entendidos, ya llamábamos House al house y subidón al cielo abierto. Grandes estancias en los sofás por parte de Albert nos descubrieron lo que sería gozar a partir de entonces.
Puede que escucháramos a algún grupo importante, pero si había alguna estrella en aquel firmamento del bajo techo era el Sideral, caray que leyenda trae este chico consigo, resulta que no sabía pinchar (eso dicen), pero los pelos de punta nos puso con sus breaks. La barra del club era una caja de pandora, pagaría bastante por ser durante una noche camarero del Nitsa (tristemente antiguo) y ver la que se lió,...
A partir de demasiado tarde empezaban a salir lo que serían sintomas de extrema modernidad, pelos de colores de cromatismos puros, ropas y gentes que más tarde querría el Sonar para ellos.
Recuerdo con una especial ilusión los Burmar flax, que expendían de estraperlo en las barras, recuerdo la calle Galileo de día, recuerdo también una noche especial maratón, con Mario en el escenario, sin decirnos nada estuvimos igual seis horas bailando, o lo que me he dado cuenta ahora hace poco, destrizando las nociones de baile adquiridas a partir de conciertos de ska y rock, para pasar a hacer unos movimientos robótica, muy eléctricos, de esto ya hace tiempo, es demasiado posible que el hecho de haber adquirido una antología de Masters At Work me haya hecho poner un poco triste, que seria del Nitsa ahora?
Bueno ya lo sabemos,... Apolo capitalista, discoteke capitalista,... sería un negocio no explorado, sería demasiado pedir, sería pedir que la gente no tocara lo que nos perteneció (sin ser nada de Nitsa o para el Nitsa) ya que para nosotros, o al menos para mi, ha sido una escuela para ser mayor, a entender que se crea cada día, cada día hay algo nuevo bajo aquél cielo que reclamábamos para nosotros medio despistados en lo que fue la pista más emotiva para mí, 
la mejor pista de mi vida.

  
                                          


                                          


No hay comentarios:

Publicar un comentario